En 1936 Don Enrique Adel, confitero catalán trajo a la Argentina su oficio y las nostalgias de su Nuria natal en los Pirineos españoles y fundó Confitería Nuria.
En 1955 es comprada por sus actuales dueños que sin cambiar su fisonomía original le dieron una evolución que la posicionó en los primeros puestos del mercado rosarino en su rubro.
Basado en el prestigio adquirido con los años, y traspaso generacional mediante, en 1992 inició un proceso de expansión que la llevó de tener un único local de ventas con fábrica propia a alcanzar en la actualidad ocho locales de venta y envío a domicilio en toda la ciudad.